Hoy en día, el consumo del petróleo aumenta cada vez más, lo que ocasiona que su precio aumente y su extracción sea cada vez más frecuente. El petróleo es extremadamente nocivo para nuestro medio ambiente, en general, los derrames de hidrocarburos afectan profundamente a la fauna y vida del lugar. Casi la mitad del petróleo que se vierte en el mar, es residuo que vuelcan las ciudades costeras. El mar es utilizado como un accesible y barato depósito de sustancias contaminantes y ocasiona gran mortalidad de aves, peces y otros seres vivos de los océanos, alterando el equilibrio del ecosistema. En las zonas afectadas, la pesca, la navegación y el aprovechamiento de las playas se vuelve imposible. Lo peor de esta situación es, que el petróleo es insoluble en agua, por lo tanto, puede tardar años en desintegrarse. Además, cuando la combustión de los derivados del petróleo se acumulan, generan el cambio climático.
La contaminación puede ser clasificada según el tipo de fuente de donde proviene, por el tipo de contaminante que emite o medio que contamina, por ejemplo contaminación atmosférica, hídrica, del suelo, genética, radioactiva, electromagnética, térmica, etc. Todos estos producen muchas enfermedades y daños a la naturaleza. Además existen muchos contaminantes gaseosos que son generadores de las lluvias ácidas y el agujero en la capa de ozono
No obstante, la tecnología con la que contamos hoy día nos ha ayudado a encontrar nuevas alternativas de energía, no nocivas al planeta ni a nuestro medio ambiente. Actualmente, la energía que procede del Sol se utiliza como sistema de calentamiento o para producir energía eléctrica. También utilizamos la energía eólica a través de los aerogeneradores y la energía hidráulica a través de molinos para generar energía eléctrica para nuestras ciudades.
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